- Un caso único. Jugadores de todos los equipos y todas las categorías de la Región y deportistas de una veintena de modalidades acuden cada semana a la consulta de este profesional, quien «hace mucho daño, pero también cura a todo el mundo», afirman sus pacientes.
- 200 pacientes por semana, entre deportistas profesionales y ‘amateurs’, trata Chema Faraco en su clínica de Ribera Salud, situada en el número 12 de la calle Luis Calandre de Cartagena.
Chema Faraco (Cartagena, 44 años) es oficialmente el fisioterapeuta del Águilas FC y también colabora con la Deportiva Minera, ambos equipos de Segunda Federación. Pero en la práctica es mucho más que eso. Podríamos decir que este especialista con más de 20 años de experiencia en el mundo del fútbol es el fisio de todos. Trabaja para Ribera Salud, pero no solo atiende a pacientes que están asegurados y presentan su tarjeta médica privada. Muchos acuden por libre, guiados por el boca a boca y tras un largo peregrinaje por fisios, recuperadores y traumatólogos que no han podido solucionar su problema. En su consulta, por tanto, puedes encontrar a la vez a futbolistas del Cartagena, Real Murcia, Lorca, Yeclano, UCAM, Águilas, Minera, La Unión, Caravaca, Cieza, Orihuela, Hércules, Elche, Pulpileño, Molinense, Alcantarilla, Minerva o Molinense. Acabaríamos antes enumerando a los equipos de la Región que no tienen a jugadores en manos de Faraco.
Su consulta está situada en el número 12 de la calle Luis Calandre de Cartagena, donde Ribera Salud tiene uno de sus centros de entrenamiento, recuperación, rehabilitación y prevención de lesiones en el ámbito deportivo más rentables de toda España. La mayoría llegan allí buscando las manos de Chema Faraco, quien además cuenta con el apoyo de otros dos fisios de gran prestigio, como Elena Dupuy y Adrián Muñoz, y el imprescindible trabajo del recuperador Álex Jiménez, un gaditano que jugó en el Cartagena en el curso 2015-16 y que se quedó a vivir aquí. Pasó también por Eldense, Águilas, Socuéllamos, Alcobendas, Azteneta, Toledo, Quintanar y La Unión. Se retiró pronto y hoy, a sus 30 años, compagina su labor como segundo entrenador de Pedro Alburquerque en el filial del UCAM, en Tercera, con la de readaptador y entrenador personal en la clínica de Ribera Salud de Luis Calandre.
El boca a boca
La fórmula parece sencilla. Chema cura a los lesionados y Álex los vuelve a poner en forma para regresar a la competición. Pero no es tan fácil, porque es la que todo el mundo utiliza y no siempre funciona. Cada paciente es un mundo. <<Está un poco loco y te hace mucho daño, pero también cura a todo el mundo. Y por eso viene aquí tanta gente. El boca a boca va de un vestuario a otro y al final todo el mundo viene>>, cuenta a LA VERDAD uno de esos futbolistas de Segunda Federación que acude a esta clínica sin el consentimiento de los servicios médicos de su club. Por eso prefiere que su nombre se omita en este reportaje.
De hecho, aunque pueda parecer un poco absurdo, uno de los principales problemas que tiene Faraco en su día a día es el de lidiar con los celos de otros colegas y las trabas que muchos clubes le ponen a sus futbolistas para que se pongan en manos de un profesional ajeno a su estructura. <<Al final, cuando van pasando las semanas y no te recuperas acabas viniendo por tu cuenta, ya que lo que quiere el futbolista es jugar y rendir. En estas categorías (Segunda y Tercera Federación) vives al día. Cobras poco y la estructura de los clubes es precaria. Pero tienes que jugar mucho para que te vean y poder firmar por otro equipo la siguiente temporada. Si estás lesionado y no haces buenos números, nadie te llama en verano>>, recuerda el citado futbolista.
La fama de Chema Faraco en los vestuarios es tal que incluso hay futbolistas de otras partes de España que vienen a Cartagena a tratarse con él. Llegan de Almería, Granada, Valencia, Valladolid, Madrid o Cádiz para curar sus lesiones. Él, que trabajó como fisio en el Pinatar, el Mar Menor, La Unión, el UCAM y el Cartagena B, trata a todo el mundo por igual. Con su inseparable gancho va dando vueltas por su consulta, a menudo blasfemando y pegado a un teléfono móvil que nunca para de vibrar, para aplicar la técnica de fibrólisis diacutánea que tanto duele y tanto cura. Y ahí no se salva nadie, ni los profesionales ni los ‘amateur’.
Porque por sus manos pasan también a diario decenas de personas que practican todo tipo de deportes de manera recreativa. Ahora mismo, la epidemia de rotura de cruzados ocupa la mayoría de tiempo de este fisio cartagenero (y cartagenerista) que trata a una media de 200 pacientes a la semana. Corredores, jugadores de pádel, tenistas como Jaime Caldés, pilotos como Borja Gómez y Borja Jiménez y muchos deportistas internos en el CAR de Los Narejos, como las luchadoras Carla y Lorena Lera, se ponen en sus manos para recuperarse de sus lesiones.
Entre operaciones de rodilla y tobillo, tendinopatías de Aquiles, sobrecargas musculares, roturas en los isquiotibiales, cervicalgias y fascitis plantares, Chema Faraco nunca para. E incluso es capaz de sacar una sonrisa a quién está encima de la camilla retorciéndose de dolor.
Portada: Chema Faraco tratando a un paciente en la clínica de Ribera Salud situada en la calle Luis Calandre de Cartagena. A. Gil/ AGM